sábado, 8 de enero de 2011

Cuestión de bragas


Malén, una de las hijas de Celia, pasea con su marido y su hijo por las calles madrileñas. Hace un frío invernal y de pronto su madre dirigiéndose al niño le pregunta: ¿dónde has dejado las bragas?.
- No sé, responde este.
- Se las habrá dejado tiradas en el coche como hace siempre, tercia su padre, quien increpa a su primogénito por su desorden y le dice: A ver si tienes cuidado con las bragas y no las andas dejando por cualquier sitio.

Una señora, que solo había oído la segunda parte de la conversación familiar, vuelve la cabeza medio escandalizada y mira con cara de interrogación a ese trío de ‘degenerados’ que hablan de las bragas como si fuera una prenda que se puede dejar en cualquier lugar como si tal cosa y, en segundo término, a saber por qué se abandona por ahí como si fuera el pañuelo de los mocos, por decir algo. Por su forma de mirarles de arriba a abajo, Malén y su marido se percatan del malentendido, intercambian una mirada de complicidad al tiempo que sonríen ante la ignorancia de la señora, quien seguramente no sabría que también se llaman bragas a esas prendas de lana usadas por los soldados para abrigarse la garganta, nariz y si es preciso los oídos durante los crudos días de invierno.

La cuestión que en estas ocasiones se plantea es quién habrá sido la persona que bautizó con ese nombre a la susodicha prenda, pues la denominación de bragas como prenda femenina data de hace ya muchos años y la verdad, no me imagino a los soldaditos de Bonaparte con las bragas puestas atacando Rusia. Antiguamente se las definía como calzones anchos, vamos igualito, igualito a las de ahora, por lo que la Real Academia de la Lengua tendrá que ampliar la denominación y las diferentes formas que adoptan según el tamaño, etc. No es de extrañar que la señora en cuestión se quedara perpleja de la conversación que aquella pareja sostenía sobre las bragas del niño.

2 comentarios:

circe dijo...

yo también tengo una braga. Es negra y con cornones para ajustarla bien y que no se muevan...Algunas veces salgo a la calle con ella, porque me da mucho calorcito pero me la acabo quitando porque rascan un poco...pero procuro no dejármelas por ahí, porque en seguida viene alguien y se la pone como si na

celia dijo...

Y yo sin saberlo. Las mías tienen puntillitas y encajes y son monísimas. Pero el cordón donde se ajusta, al cuello, a la cabeza o a la cintura jajaja. Ya me la dejarás un día.