domingo, 28 de febrero de 2010

Una de elefantes


Yupi, yupi. Un paseo en elefante; esto no me lo pierdo yo, se dijo Celia con una sonrisa de lado a lado. No todo el mundo tiene la oportunidad de subirse a un elefante y por eso cuando a Celia se le planteó esa posibilidad no lo dudó ni un minuto. Le pareció algo genial, original y sobre todo exótico que no debía perderse. Marido y ella subieron a esos bancos de madera que se ponen al igual que en los camellos y a partir de ahí el animalito en cuestión comenzó a subir por la ladera de una montaña. Ellos iban abriendo el paso de la caravana mientras que las otras parejas de amigos, de viaje en Tailandia, seguían sus pasos. Cada elefante llevaba un joven guía sentado justo detrás de su cabeza, por lo que cuando el animalito movía las orejas azotaba ligeramente sus piernas.

Aquello era emocionante. El mamífero en cuestión andaba lentamente, con elegancia, posando sus grandes patas en un camino que a Celia se le antojaba estrecho, pues si miraba a su derecha había un desnivel que no sugería nada bueno. Como ellos iban abriendo la procesión no tenían a ninguno de sus compañeros para que les pudiera sacar fotografías, por lo que Celia sugirió al guía que se bajara e hiciera algunas de ella y su marido. Él hacía lo que podía pero advirtió que algo le pasaba a aquella máquina, que por entonces era manual, o sea con carrete. En resumen, que el carrete no pasaba página. Más tarde Celia comprobó que se había atascado y eso después de haber tirado unos cuantos carretes a lo largo de la ruta por el país. “Son cosas que generalmente te pasan en todos los viajes y en el momento más inesperado”, refunfuñó.

Su desilusión pensando que no tendría tan grato recuerdo de aquel paseo en elefante fue enorme. Menos mal que uno de sus amigos les hizo una, pero claro de espaldas. Al menos se nos reconoce, afirmó Celia: esa era la ropa que llevábamos, la máquina de fotos en el hombro, la mochila y por supuesto el trasero del elefante era el del nuestro. No cabía duda.

Celia es una persona muy atrevida, a quien le gusta conocer todo tipo de experiencias, por lo que le pidió al guía que bajara del elefante pues ella quería sentarse en el lugar que ocupaba éste o sea detrás de la cabeza del animalito en cuestión. No es precisamente una tarea fácil salir del banquillo e ir arrastrándose por el lomo del animal hasta llegar a la cabeza y más cuando éste seguía andando. No obstante lo consiguió y allá que iba ella tan feliz, cuando de repente el elefante empieza a bajar la montañita de marras y Celia se dio cuenta de que no tenía donde agarrarse y además se fijó en que la piel rugosa del elefantito estaba plagadita, plagadita de bichejos que corrían arriba y abajo. Por añadidura el guía la dijo que le diera suaves palmaditas al elefante; no sabía Celia si para era tranquilizarle o para tranquilizarse ella que ya no sabía dónde poner las manos y si debía agarrarse a las orejas o la trompa.

En medio de aquella locura, pues ya se veía besando tierra tailandesa, Celia dio un grito y requirió la ayuda del guía para que parara al elefante y de esa forma recular hasta su asiento. Así lo hizo, pero todo ello mientras éste bajaba la pendiente. Vamos que si el animal o Celia llegan a hacer un movimiento en falso, Celia hubiera bajado pero por la trompa del ‘Dumbo’ que usaría a modo de trampolín. Todos desternillándose de risa mientras que Celia juró que otro paseo sí pero en el banco y a ser posible por sitio llano.

2 comentarios:

mariquilla Terremoto dijo...

Anda que risa...Está visto que nos pasan unas cosas.. ¿Te conté que subida en camello y mi Jefe.. al lado; por las maravillosas arenas rojizas de Lanzarote, el saleroso que iba delante nuestro (camello, por supuesto), setiró un pedo que nos dejó patidifusos...La risa que nos pasamos...(pero después de recobrar el aliento).

circe dijo...

no si me lo imagino perfectamente...el guia terminaría de la señora esta.....hasta las narices y el elefante...hasta la trompa!!!!....si es que...siempre dando la nota...jaajjaa....
Y eso de los bichitos....arrrrg...espero que no se te metieran por dentro de la ropa....que asco!!