lunes, 6 de septiembre de 2010

Vivir o no vivir


Qué razón tiene ese dicho de que “la vida no se mide por los logros profesionales y económicos sino por lo feliz y tranquilo que hayas alcanzado a vivir“. No todo el mundo estará de acuerdo con este pensamiento, pero lo cierto es que Celia cree firmemente en él.

¿A quién no le gusta que todo el mundo te halague y reconozca tus méritos profesionales? Conozco a pocos, aunque la cuestión es no pasarse y ser uno mismo. Pero no todos reaccionan de la misma forma y lógicamente se llega a un estado tal que uno se crece, se siente el ombligo del mundo, como si todo tuviera que desarrollarse a tu alrededor. En fin, te crees imprescindible. Y está demostrado que en este mundo en el que vivimos nadie es imprescindible. Para muestra: cuando uno se jubila o abandonas el trabajo por cualquier razón, nadie te echa de menos y tu mesa y tu cometido es inmediatamente reemplazado por el primero de turno.

Ser el ombligo del mundo implica más trabajo, mayor dedicación, horas y horas tecleando ante un ordenador, dando órdenes, manteniendo reuniones con unos y otros para sacar adelante la misión que se te ha encomendado. Los resultados pueden ser gratificantes, tu ego va creciendo enormemente, vas pavoneándote por doquier, aunque siempre hay algún ‘pero’ del que sólo te darás cuenta a largo plazo. Y es entonces cuando te empiezas a cuestionar: ¿y todo esto para qué?. ¿De qué me ha servido tanto sacrificio, tanta entrega si no he disfrutado de las pequeñas cosas de la vida? ¿Valía la pena?.

La felicidad es algo más que todo eso: Es acordarte que tienes al lado a un mujer con la que compartir muchas cosas, con la que dialogar y reír, y eso requiere tiempo. Es acordarte de esos pequeños a los que un día diste vida y que requieren amor, comprensión y nuevamente diálogo, y eso requiere tiempo. Es saber disfrutar de una sencilla puesta de sol, de un paseo en bicicleta con los tuyos, de un día en la playa, de una comida en el campo bajo un inmenso árbol, de un baño en el río, de una jornada de pesca. Hay mil formas de conseguir la felicidad con esas pequeñas cosas. Sólo al final del camino y si haces un balance de lo que pudiste hacer y no has hecho sabrás lo que te has perdido y entonces ya no habrá vuelta atrás. Por eso hay que saber aprovechar lo que se tiene, lo que verdaderamente importa. Tener tiempo para decir a los tuyos: os quiero.

El trabajo da más preocupaciones que satisfacciones y, además, la escalada trae a veces quebraderos de cabeza, zancadillas. ¿Merece la pena vivir así?.

7 comentarios:

Salvia dijo...

¡Todos a disfrutar! Me recuerda a la imagen de Celia tomando el sol en la playa ayer mismo. Tenía una cara de felicidad...
Aprovecha que eres joven para hacer lo que no hiciste.

celia dijo...

No te falta razón mi querida Salvia y así pienso seguir. Por cierto eso de Salvia tiene algo que ver con las hierbas? Jaja.

circe dijo...

Pues no!!...asi que mañana mismo dejo el trabajo y me voya montar en bici a la playa mientras pesco y como bajo la sombre de un árbol que, o yo doy vueltas todo el rato alrededor del árbol o el árbol se viene conmigo a la playa...He dicho!

Mariquilla Terre moto dijo...

¡Viva la Pepa!. Yo también me apunto... Y no me digais que vivo de vicio....Mi trabajo es casero pero no tan gratificante como desearia. Lo de la cara de Celia, no es de extrañar : recien bañadita en estas maravillosas aguas que tenemos, con su sombrilla B.S., relajada, sin aglomeraciones en la playa...,la pera.

celia dijo...

Circe no te pases y recuerda que hay que hacer bolsa. No me malinterpretes.

celia dijo...

Doñita Terremoto, tú lo has dicho vives de vicio. Sabes conjugar tus trabajos caseros con los viajes, los fines de semana,etc. Sigue haciéndolo. Esto parece un consultorio de la señorita Pepis.

circe dijo...

no, si yo de bolsas del super voy sobrada!!