domingo, 8 de agosto de 2010

Otro en la familia


¡Celia!, ¡Celia!, llama su marido a voz en grito, un tanto mosqueado y cabreado ante la aparición de un cangrejo de mar en el cuarto de estar de la casa. ¿Se puede saber de dónde ha salido ese bicho?. No hay respuesta, el resto de la familia hacen risas mientras que Hugo, el nieto más pequeño, hace su aparición en el salón seguido de Celia, quien no da crédito a lo que está viendo. El niño coge con sus pequeñas manitas al negro y nuevo terrícola que parece haberse hecho dueño de la casa andando a sus anchas.

Ha venido nada más y nada menos que desde la terraza de la cocina, ‘paseando’ por esta misma, por el office, el pasillo hasta llegar al cuarto donde el padre de familia estaba tranquilamente viendo la televisión hasta que el ruidito de las patas sobre la madera llamó su atención despertando su ensimismamiento ante la pequeña pantalla.

- ¡Es mío abuelo!, responde con su voz un tanto grave para sus cinco años. “Ahora me lo llevo“, dice, no sin poner antes una cara de no haber roto nunca un plato. “Es que los hemos ‘cazado’ ayer con papá y mamá cuando estábamos en la playa y me han dicho que los guardara apara ponerlos con arroz”.

Guardados en un ‘taper‘, el cangrejito en cuestión había logrado levantar la tapa donde estaban todos juntitos (unos siete u ocho) para hacer unos largos en tierra firme. Vamos que sus vidas no duraron mucho pues al día siguiente, como es lógico, estaban todos patas arriba para disgusto del benjamín de la casa y alegría de Celia que pensaba qué hubiese ocurrido si ella fuese la que se hubiera encontrado cara a cara con el ‘bichejo’ en cuestión.

Cabía dos posibilidades: que la hubiera dado un pasmo o que gritando por toda la casa fuese a la cocina como alma que lleva el diablo para coger el insecticida pensando que era un alienígena. También podría haber llamado a los bomberos. Y es que, fuera de bromas, a Celia este tipo de habitantes marinos solo le gusta verlos en el plato, bien cociditos y si es necesario con alguna salsita añadida. Seguro que de haber estado sola en casa habría ido a por la escoba y el recogedor. ¡¡¡Y luego qué!!!. Celia no se lo quiere ni imaginar.

2 comentarios:

circe dijo...

Que para la próxima...a ver si a los papás del benjamín, les da por "cazar" unos percebitos, unas almejitas...no sé...Si eso yo guerdo el "taper" no vayan a escaparse los bichos y tengamos un susto...

celia dijo...

Me gusta la idea y de seguro que la expondremos en el próximo viajecito veraniego. Los bichos que sugieres, Circe, son mucho más apetecibles y por cierto el taper lo tengo yo.